" Yo tengo un montón de palabras en la cabeza, pero cuando las quiero
decir no me aparecen; es que están desordenadas y pienso que son feas también.
Será por eso que a veces ando callada y que prefiera cantar. Y aunque cantar me
guste, cuando mi tía me dijo que el sábado le festejaban los ochenta a la
Chichita Pierina y que me esperaba la gente del club, la verdad yo, ganas de
cantar para la Chichita, no tenía…
Cuando la vi poner el pan sobre la mesa, fui al baño a lavarme las manos.
Me miré en el espejo del botiquín. Palpé mi cara con miedo a que en cada
caricia mis rasgos fueran achicándose, hasta...¡Plimm! desaparecer; pero no,
era mi cara, con mis pecas, mi nariz, mí boca, entera y redonda como una luna.
Le sonreí. Ella me sonrió con las pecas mojadas de lágrimas nuevas. Dejé que el
agua de la canilla me empapara las manos y que los rincones quietos de mi
cabeza se dispararan como el flash de don Garnuzio, en una, dos, tres, cien
imágenes, todas fuera de foco: de la sonrisa de mi mamá con sus hoyuelos en los
cachetes, de mi papá con la guitarra y la barba pinchuda, del barquito de papel
en la pileta amarilla de los veranos, del caballo de la calesita de Caballito
que subía y bajaba…
Después, con las manos secas, comería el guiso, subiría al aromo para bajar
con la cabeza dorada de flores, hecha una princesa; iría a la peluquería a
buscar a Sarita, para llevarle la foto del sábado en la plaza y decirle que
ella salió muy parecida a su mamá, blanca y hermosa. Y le hablaría de todo,
todo lo que me contó Julia después de decirme que tenía un secreto. Y Sarita,
que sabe de mi pena de tantos años, me diría palabras buenas, esas que se
sienten como caricias. Y después, después, seguro que antes de viajar con Julia
a Buenos Aires, me pasaría hablando mucho de mi mamá con la gente del pueblo,
porque yo...muy pocas cosas me animé a preguntar de ella, por esa rara manía de
sentirme incómoda con tanta curiosidad".
Manuela en el umbral.
Novela para lectores avanzados, de editorial Edelvives.
Es 1984 y Manuela vive, con su tía y su prima, en un pueblo pequeño llamado
Los Aromos. Desde hace muchos años que no ve a sus padres y solo conserva
algunas cosas de ellos: unas fotos, las cartas que le envía su mamá y el
recuerdo de una noche oscura.
En cada uno de los rincones del pueblo (la plaza, el club, la escuela)
Manuela transitará alegrías, tristezas, ausencias, canciones. Y, casi sin darse
cuenta, con cada paso, estará más cerca de cruzar el umbral y descubrir los
secretos escondidos.
Mercedes Pérez Sabbi nació en Bs.As. Es escritora y Licenciada en Ciencias de la Educación. Trabajó como maestra, asesora pedagógica y Coordinadora de Proyectos y Programas del Plan Nacional de Lecturas. Hizo teatro callejero y dirigió al Grupo teatral "Obsoletos". Tiene publicados cuentos y novelas en Argentina, México, Cuba y España. Le encanta visitar escuelas para compartir sus libros con chicos y chicas de todo el país. Entre sus títulos se destacan: FLORINDA NO TIENE CORONITA, MANUELA EN EL UMBRAL, SOPA DE ESTRELLAS, MI INSECTO INTERESANTE, NOS VAMOS NOMÁS, NOS VAMOS. CARTAS AMARILLAS DE LA BOCA A ROSARIO, DOS ASESINOS, UN MUERTO Y TRES OBLEAS. PASCUALITA GÓMEZ, UNA CHICA QUE SE LAS TRAE. CARMELA Y VALENTIN (destacado ALIJA). EL MIEDO TREPA A TU VENTANA. Su novela MAYONESA Y BANDONEÓN obtuvo el premio " Los jóvenes del Mercosur". Y en el 2021 publicó LA GRASITA, que obtuvo el premio Novela Histórica 2022, otorgado por la Asociación de Literatura infantil y juvenil.
Autora: Gaby Varillas
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