Reseña literaria
En el marco
del Vº Concurso Expresivo de LecturArte, estamos profundizando en la obra de
Graciela Cabal. Una de las lecturas que nos ha conmovido es su novela breve
Toby, texto que no solo nos llega al alma por su contenido, sino que también
implica un manejo literario muy particular con respecto al lugar de la
enunciación y del punto de vista del narrador.
Queremos compartir
la reseña de Cecilia Bajour acerca de este libro que más allá de las miradas
críticas que éste pueda generar, es un relato sobre la tolerancia, la
discapacidad y el amor de la familia que todos podemos disfrutar, tanto chicos
como grandes… como debe ser la Literatura Infantil con mayúsculas. Publicada en Revista Imaginaria.
Toby
Graciela Cabal
Ilustraciones de Pez.
Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 1997. Colección Torre de Papel, serie Torre Azul.
Ilustraciones de Pez.
Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 1997. Colección Torre de Papel, serie Torre Azul.
Una de las formas más arriesgadas y
difíciles de poner en cuestión las construcciones sociales acerca de la
normalidad es la expresión artística del problema. Producir textos sobre la diferencia que
no estigmaticen o celebren acríticamente al diferente no se podría
hacer a través de una ideología explícita que suele basarse en una actitud
dogmática y renuente a pensar la alteridad de un modo que invite a
cuestionarnos. Las ficciones que ponen toda su batería narrativa en designar al
diferente como si en ese acto cumplieran con un fin redentor, no hacen más que
congelar el conflicto, dejarlo sin preguntas, aunque aparentemente tranquilicen
algunas conciencias.
No parece ser el caso de Toby,
la nouvelle de la autora argentina Graciela Cabal, en la que un niño que no revela su edad hasta el final cuenta en
primera persona su historia en la que la diferencia marca su
forma de ser en el mundo, de sufrirlo y de lucharlo.
No se puede contar la historia de
Toby desde afuera, tal como se suele hacer en una reseña, porque el mundo del
narrador está en la lengua que la autora inventó para él.
Sabemos por este niño, por lo que
cuenta y por cómo lo dice, que entre su pensamiento y su lenguaje, sobre todo
el que le permite comunicarse con la mayoría de los adultos que lo rodean, hay
una distancia que lo aleja de la posibilidad de una vida "normal".
Toby nos dice en su narración
entrecortada, fragmentaria como su manera de pensar, que vive con su abuelo
relojero con quien comparte el cuarto y con una tía, hermana de su madre
muerta. Su padre, hombre de mar, aparece poco. Sabemos por el niño que los
adultos lo miran compasivamente: para ellos es el "pobrecito
querido", el que no puede leer o hablar bien, o el tema difícil del
que se habla puertas adentro. En cambio con su abuelo hay una relación
entrañable que se revela en los cuentos que el hombre le narra por las noches y
en la confianza en las posibilidades de Toby al enseñarle a arreglar relojes.
Al principio del relato, el niño
cuenta que su abuelo le ha regalado un pisapapeles de cristal que contiene una
casita instalada en un pequeño jardín. Durante toda la nouvelle, la
historia de Toby se entrelaza con las descripciones de los cambios fantásticos
que el niño imagina en el interior de ese pisapapeles. Ese objeto simbólico se
transforma al compás de las vivencias complejas de Toby y a la vez, es el lugar
donde el niño atesora su capacidad de imaginar, donde todo parece posible. Las
ilustraciones de Pez, unos dibujos en tinta con cierto tono nostálgico, son más
atractivas cuando toman partido por acompañar el contrapunto imaginario del
protagonista que cuando ceden ante la representación realista.
El lenguaje de Toby es la materia con
la que el lector, sin la distancia que implicaría un relato a cargo de un
narrador externo o aun un focalizador, entabla una relación con el quiebre
producido entre el pensar y el decir. Los recursos utilizados para hacer
verosímil ese quiebre son los que suelen caracterizar al habla infantil (aunque
luego nos enteremos de que Toby tiene casi trece años): el hipérbaton que
antepone el objeto al sujeto, el polisíndeton tan resistido por los maestros en
la escritura escolar, la reiteración, el uso de expresiones aniñadas como "tan
dificilísimo", etc.
La construcción de este discurso
invita al lector a posicionarse del lado del protagonista y a pensar sobre su
conflicto junto con él. La voz de los adultos y las ideas comunes en torno a
los diferentes son intermediadas por el estilo indirecto libre o por la
reproducción de los diálogos a cargo del propio Toby. Lejos de protegerlo o
sentenciar sobre las dificultades de convivir con la diferencia, esta opción
narrativa sumerge al lector en la problemática.
Sin embargo el final, en el cual Toby
sorprende a todos al haber logrado reparar un viejo reloj, parece olvidar la
confianza concedida a la libre construcción de significados ya que el abuelo le
regala un cartel para encabezar el negocio de reparación que compartirá desde
ahora con su nieto que dice: "Aquí se arregla lo que no tiene
arreglo". La excesiva explicitación de la restauración del orden con un
cierre casi moralizador ensombrece la búsqueda original que venía caracterizando
a la propuesta tanto en el plano formal como temático.
Cecilia Bajour
Cecilia Bajour (cecibajour@gmail.com) es Profesora en Letras. Es miembro del Equipo de
Coordinación Académica del Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil
organizado por CePA (Escuela de Capacitación Docente, Ministerio de Educación
de la Ciudad de Buenos Aires), y coordinó la Cátedra Abierta "Nuevas
miradas sobre la literatura infantil y juvenil contemporánea". Coordina el
Programa de Capacitación para Maestros Bibliotecarios de la Ciudad de Buenos
Aires (también dependiente de CePA). Dicta el Seminario de Literatura Infantil
en la Licenciatura en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad
Nacional de San Martín. Participa como expositora en Jornadas y Congresos de la
especialidad.