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domingo, 5 de abril de 2020

Comentario libros: Caballito de Escarcha, poemas para niños sin nombre, de Hugo Francisco Rivella.



“La poesía tiene algo que necesitamos reencontrar, algo de nosotros mismos, algo tenue y profundo, algo que evoca espacios de nuestro mundo personal.”


Ma. Cristina Ramos, La casa del aire.






Releo (porque para ser disfrutada desde dentro, la poesía debe ser leída y releída) Caballito de escarcha de Hugo Francisco Rivella que obtuviera el Primer Premio del Concurso Oscar Montenegro de Literatura Infantil y Juvenil 2019, otorgado por la Secretaría de Cultura de Salta. La ternura de su poesía me inunda, me produce un encantamiento. El uso que hace del lenguaje poético, el ritmo y  los temas que aborda me producen vibraciones, sonrisas, me conmueven. De eso va la poesía. Poesía que hilvana versos sutiles para despertar el pensamiento y la emotividad. Un poemario que no es solo para la infancia, es un libro sin edad.

En Caballito de escarcha encontramos poemas narrativos  como  Romance de la niña niña (que se nutre de la tradición oral y los juegos infantiles),  El pescador y la noche, La niña y el ruiseñor, junto a otros de una poética mucho más lírica aún como: Pregunta con respuesta, Todo lo que fue y es, Espejito ¿qué ves?, entre otros.

Poemario lúdico e intenso a la vez que habla del amor: “El gato y la luna van / en un barco de algodón; / van los dos enamorados / latiendo en mi corazón”, describe su pueblo pequeño: “Vivo en un pueblo pequeño, / pequeño como un botón, / con dos o con cuatro ojitos / de saco o pantalón”,  nos acerca personajes ficticios de la televisión que cobran vida para jugar con el poeta-niño: “El dibujito animado / brincó del televisor, / hasta la sombra del patio / en donde jugaba yo”; habla de los sentimientos y actitudes como en El señor Buendía: “Para volver a empezar, / hay penas y hay alegrías; / para lo amargo, el azúcar: para las penas: - Buen día-.” También poemas con dudas infantiles: “¿Adónde fue la noche con sus fantasmas?” y hasta con dudas existenciales: “Espejito ¿Qué ves? / Espejito ¿Qué sientes? / ¿Cuándo pasa la vida? / ¿Cuándo viene la muerte?”. Ningún tema es tabú en la literatura para niños ni ninguno es superior a otro porque una obra literaria es mucho más que una idea o una expresión. Dice David Wapner que “Un gran texto trabaja. Un gran tema es sólo un enunciado…No hay libro sin literatura, sin pensamiento.”[1] Y un niño tiene derecho a conocer, saber, indagar, preguntar sobre la vida y la muerte con sus implicancias y complejidades. Lo importante no es el “qué” se dice sino  “cómo” se dice.

Y Hugo Rivella construye un mundo poético de alto vuelo. Con versos de diferente métrica, aunque con predominio del octosílabo, el poemario es una suave melodía enriquecida por el uso original de recursos literarios como, por ejemplo: diminutivos: Agüita güita de lluvia, / Ya no me lavas como antes, / cuando en las flores del campo / el sol bajaba a buscarte;  preguntas retóricas: “¿Hay un duende en el hielo que no sabe del frío? / ¿Un caballo de crines humosas, transparentes? ¿Un pez de escamas rojas fugando de la fuente?”; enumeraciones: “Pudo ser la flor / y la gota, ser tormenta / un relámpago… un remolino…”; comparaciones: “Su cola flameaba al viento como un signo de pregunta”; personificaciones: “La luna, oculta en las nubes / le guiño un ojo en silencio”; derivaciones: “En el sueño, tus sueños / me están soñando”, entre otros recursos. La poesía fluye ágil a través de una estructura circular ya que se abre y  cierra con el “personaje” del caballito de escarcha.

Poemas para niños que disfrutan los adultos, poemas para mediar lecturas y despertar emociones, poemas para sensibilizar e imaginar, para que la interpretación juegue en cada lector con libertad, que vuele  por los rincones del pensamiento y el corazón.

En Caballito de escarcha el goce estético está garantizado en el ritmo, en un lenguaje exquisito y sereno, en las evocaciones de la infancia, en la ternura que emana. La poesía de Rivella es sólida y profunda. No es una poesía del instante, pasatista, sólo para jugar en el patio. Es una poesía que instala preguntas, acciona recuerdos:

 "Pregunta con respuesta":



¿A dónde fue la noche / con sus fantasmas?
Si cierras tus ojitos / ciegas mi alma.

El camino zozobra / sin horizontes;
pero no tengo miedo / si me respondes.

En el sueño, tus sueños / me están soñando;
no despiertes ahora / que estoy jugando.

Cuando miro tus ojos, / Madre, no sabes,
que como una estrellita / vas por mi sangre.

Invito a leer este libro con los niños, leerles para que descubran la melodía compuesta de palabras y silencios que es la poesía. Leer poesía en la infancia  para despertar emociones y sensaciones, para atrapar significaciones inesperadas, para abrir la mente, para iniciar a los niños estéticamente, para desarrollar la intuición, la emotividad. Leer poesía...

Hay poemas para niños que son narrativos; hay poemas para jugar y rimar; poemas para quedarse pensando, para “meterse” dentro; poemas para leer solos, poemas para leer acompañados, poemas para leer en silencio, para leer en voz alta, poemas para reír, poemas que sueltan lágrimas, poemas para antes de dormir… pero el común denominador de la poesía es que habla de una subjetividad a otra, de un yo poético a un lector que busca solaz y compañía y una manifestación de sí mismo en las palabras de otros…

Siendo la poesía un género casi marginal en el mundo editorial, en relación con la narrativa por ejemplo, celebro que la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta incluyera en sus Concursos Literarios Anuales este género para niños y haya concretado una muy lograda edición del poemario de Hugo Francisco Rivella.

Los lectores infantiles son receptores ávidos y gozosos de la poesía porque inaugura en ellos el asombro en una experiencia de juegos y preguntas. Como alguna vez dijo Liliana Bodoc: “Hay ciertos versos en los que me quedaría a vivir. Porque proponen mucho más que una línea musical y semántica… proponen un mundo.”

Prof. Ma. Belén Alemán

Datos biográficos de Hugo Francisco Rivella: Nació en Rosario de la Frontera, Salta, Argentina, en 1948. Desarrolló una vasta obra poética y musical. Participó en numerosos encuentros literarios nacionales e internacionales (Colombia, México, Cuba, Ecuador, Chile, Lima). Obtuvo diversos premios en Argentina y en el exterior como el VIII Certamen Internacional Jaime Gil de Biedma de España, Premio de Poesía Gilberto Owen Estrada de UNAEMex., Premio Poesía en Paralelo Cero, Quito; Premio Poesía de la Universidad de Córdoba, de la Secretaría de Cultura de Salta, de la Unesco, Bs. As., XXXVII Premio Internacional Leonor de Poesía, España, entre otros. Algunos de sus libros publicados son: Algo de mi muerte, Agua de mis manos, Cristales en el Río, Caballos en la lluvia, Zona de otros días, Yo, el Toro, Centro de Tormentas, De Fuego y de sombras, Piedra del Ángel, Poemas en la lengua de un sonámbulo, Espejos equivocados, Canción del Cosmonauta y otros.


[1] Wapner, David, El tema no es el tema, en Revista Imaginaria Nº 216, Bs. As, 26 de septiembre de 2007.

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